martes, 27 de septiembre de 2011

ENTREVISTA: La tinta y la palabra


RODRIGO CAMPAÑA ESCOBAR:
La excavación íntima en el corazón del arqueólogo lector de Vargas Llosa.


Ubica sus huesos sobre una silla roída por el estridente sonar de una Olivetti que insistente palpitante sobre una hoja en blanco, las teclas musicalizan las sentencias, obsesivamente sabe de memoria la rugorosidad de una vasija, de un dios enclenque y roto horneado en barro de hace unos 500 años antes de cristo y diferencia bien el pliegue de un cuenco que data de estas culturas habitadas en lo que hoy llamamos Latacunga, tierra de mitimaes, Cotopaxi, los panzaleos, los caras, los colorados.

En una ciudad inicial, le faltan dotes y argumentos para definirla, asfixiante argumento para seguir escribiendo. El escenario debe develar y leerse nuevamente con la cultura central y común y la del ecuador. Relecturas y conflictuada sobre las identidades, la relación geográfica mitad imaginaria, inventada, y vinculada al universo, universalidad y desasosiego.


lunes, 12 de septiembre de 2011

EL MODERNISMO Y LA MARGINALIDAD



FELIX VALENCIA VIZUETE

Poeta.- Nació en Latacunga el 31 de agosto de 1886, falleció en Quito, fue sepultado el 28 de marzo de 1918. Hijo de Pedro Valencia y Dolores Vizuete. Sus estudios primarios los realizó en su ciudad natal. En 1908 se graduó de bachiller en el colegio “Mejía” de Quito. Poeta solitario y soberbio no aceptó ayudas a pesar de su precaria situación económica. Vivió como bohemio o vagabundo. Publicó dos folletos de versos, uno dedicado a la acción de Ricaurte en San Mateo y otro de carácter lírico titulado: Cantos de vida y muerte. Mientras trabajaba en el hospital “San Juan de Dios” de Quito, falleció contagiado de tifoidea. Según algunas versiones, su cadáver misteriosamente se habría perdido. La letra del pasillo “Náufrago” (Mar adentro) corresponde a su autoría.

Nocturno
Abreme ya tu puerta: yo soy un ave herida,
que puesto de rodillas imploro tu perdón;
y que á tu nido vengo para dejar mi vida,
ya que no puedo tanto con mi alma adolorida
ya que no puedo tanto con este corazón.

Yo vengo á que me abras tus brazos amor mío,
para ocultar en ellos mi llanto y mi dolor....
Tu siempre has sido buena y en tu piedad confió
que no me dejes fuera, muriéndome de frío,
ya que en tus brazos quiero morir....pero de amor...

Abreme ya la puerta, no amargues más mi duelo
que ama sin ser amado es un tormento atroz;
mujer encantadora, hermosa como el cielo,
amarte mucho, mucho, solo ese fue mi anhelo,
y en el altar del alma, ponerte como a Dios!...

Más, es envano todo, ya que en su helado lecho,
tu corazón piadoso no puedo conmover.
Te doy mi adiós eterno, en lágrimas deshecho,
y con mi propia sangre, yo escribiré en mi pecho
morir es solamente, dejar de padecer!.....

sábado, 10 de septiembre de 2011

11S a diez años del terror permanente


Artículo sobre el 11 de septiembre
Gabriel García Márquez - Publicado el 2004-01-09


¿Cómo se siente ver que el horror estalla en tu patio y no en el living del vecino? ¿Cómo se siente el miedo apretando tu pecho, el pánico que provocan el ruido ensordecedor, las llamas sin control, los edificios que se derrumban, ese terrible olor que se mete hasta el fondo en los pulmones, los ojos de los inocentes que caminan cubiertos de sangre y polvo? ¿Cómo se vive por un día en tu propia casa la incertidumbre de lo que va a pasar? ¿Cómo se sale del estado de shock?

En estado de shock caminaban el 6 de agosto de 1945 los sobrevivientes de Hiroshima. Nada quedaba en pie en la ciudad luego que el artillero norteamericano del Enola Gay dejara caer la bomba. En pocos segundos habían muerto 80.000 hombres mujeres y niños. Otros 250.000 morirían en los años siguientes a causa de las radiaciones.

Pero ésa era una guerra lejana y ni siquiera existía la televisión.

¿Cómo se siente hoy el horror cuando las terribles imágenes de la televisión te dicen que lo ocurrido el fatídico 11 de septiembre no pasó en una tierra lejana sino en tu propia patria? Otro 11 de septiembre, pero de 28 años atrás, había muerto un presidente de nombre Salvador Allende resistiendo un golpe de Estado que tus gobernantes habían planeado. También fueron tiempos de horror, pero eso pasaba muy lejos de tu frontera, en una ignota republiqueta Sudamérica. Las republiquetas estaban en tu patio trasero y nunca te preocupaste mucho cuando tus marines salían a sangre y fuego a imponer sus puntos de vista.

¿Sabías que entre 1824 y 1994 tu país llevó a cabo 73 invasiones a países de América Latina? Las víctimas fueron Puerto Rico, México, Nicaragua, Panamá, Haití, Colombia, Cuba, Honduras, República Dominicana, Islas Vírgenes, El Salvador, Guatemala y Granada.

Hace casi un siglo que tus gobernantes están en guerra. Desde el comienzo del siglo XX, casi no hubo una guerra en el mundo en que la gente de tu Pentágono no hubiera participado. Claro, las bombas siempre explotaron fuera de tu territorio, con excepción de Pearl Harbor cuando la aviación japonesa bombardeó la Séptima Flota en 1941. Pero siempre el horror estuvo lejos.

Cuando las Torres Gemelas se vinieron abajo en medio del polvo, cuando viste las imágenes por televisión o escuchaste los gritos porque estabas esa mañana en Manhattan, ¿pensaste por un segundo en lo que sintieron los campesinos de Vietnam durante muchos años? En Manhattan, la gente caía desde las alturas de los rascacielos como trágicas marionetas. En Vietnam, la gente daba alaridos porque el napalm seguía quemando la carne por mucho tiempo y la muerte era espantosa, tanto como las de quienes caían en un salto desesperado al vacío. Tu aviación no dejó una fábrica en pie ni un puente sin destruir en Yugoslavia. En Irak fueron 500.000 los muertos.

Medio millón de almas se llevó la Operación Tormenta del Desierto. ¿Cuánta gente murió quemada, mutilada, acribillada, aplastada, desangrada en lugares tan exóticos y lejanos como Vietnam, Irak, Irán, Afganistán, Libia, Angola, Somalia, Congo, Nicaragua, Dominicana, Camboya, Yugoslavia, Sudán, y una lista interminable? En todos esos lugares los proyectiles habían sido fabricados en factorías de tu país, y eran apuntados por tus muchachos, por gente pagada por tu Departamento de Estado, y sólo para que tu pudieras seguir gozando de la forma de vida americana.

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Hace casi un siglo que tu país está en guerra con todo el mundo. Curiosamente, tus gobernantes lanzan los jinetes del apocalipsis en nombre de la libertad y de la democracia. Pero debes saber que para muchos pueblos del mundo (en este planeta donde cada día mueren 24.000 pobladores por hambre o enfermedades curables),

Estados Unidos no representa la libertad, sino un enemigo lejano y terrible que sólo siembra guerra, hambre, miedo y destrucción. Siempre han sido conflictos bélicos lejanos para ti, pero para quienes viven allá es una dolorosa realidad cercana una guerra donde los edificios se desploman bajo las bombas y donde esa gente encuentra una muerte horrible. Y las víctimas han sido, en el 90 por ciento, civiles, mujeres, ancianos, niños (efectos colaterales).

¿Qué se siente cuando el horror golpea a tu puerta aunque sea por un sólo día? ¿Qué se piensa cuando las víctimas en Nueva York son secretarias, operadores de bolsa o empleados de limpieza que pagaban puntualmente sus impuestos y nunca mataron una mosca?

¿Cómo se siente el miedo? ¿Cómo se siente, yanqui, saber que la larga guerra finalmente el 11 de septiembre llegó a tu casa?

Gabriel García Márquez