martes, 26 de abril de 2011

INÉDITO


Al sur estaba el cielo
Digo estaba porque los llanos nos estrenaban las cometas
Nunca se estropearon con ningún cable telegráfico
Nunca.


De que eran otros tiempos, no lo dudo, Emily salía temprano a recorrer el gólgota
Subía y bajaba escaleras repasando las huellas que dejó el último poeta maldito
La ciudad amanecía con un aliento tóxico azulado
de tanto disimularse
cuarteada de tanto desamor
aquel poeta crucificado a besos,
exiliado al margen de las notas
ciudad amurallada

La ciudad se erizaba cuando alguien la invitaba a soñar
a mirar sus estrellas revolcadas desde el sur hasta su centro por la calle de judíos

En la intersección del final
En el borde de la ciudad al norte
Conocí el amor
Fue por esas fiebres que asenté la tienda sobre los nombres
Y convaleciente leí hasta el plagio la logia valenciana

Valencia:
lo comulgaron los marginales que como a él
hincaron el círculo hasta lastimarlo
suburbanos, más allá de ese sur donde las cometas se despedazaban

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