El puente Cinco de Junio, inaugurado en 1920, cuya construcción demoró treinta años, fue considerado el puente más largo del Ecuador y de gran factura para su época, está construído en gran magnitud en arcos de piedra y tomó el nombre oficial de “Cinco de Junio” en homenaje a la llegada al poder del Gral. Eloy Alfaro Delgado, el cinco de junio de 1895. Ha sufrido lamentables modificaciones, acciones, añadidos e intervenciones que han dañado la estética del puente, primero se retiraron los espacios que se encontraban en las orillas, y quizá la más terrible intervención fue cuando en la alcaldía del Dr. Rubén Terán se colocaron los “esperpentos” de plástico celeste. La ejecución de esta obra particular por parte del cabildo ha merecido la urgencia y la certeza de no caer en excesos y errores lamentables que luego serán duramente cuestionados e irremediablemente aceptados como tal.
Es difícil entender por qué no se buscó otra solución que no altere uno de los pocos tesoros que guarda esta ciudad y se aplique en tal sentido un proyecto de rescate o restauración, de ser el caso, como advierte el eje central sobre política del patrimonio tangible e intangible de nuestro país: acaso se cuestionó sobre la decisión del Concejo Municipal o dicho cuerpo edilicio consideró este particular?
El desconocimiento de las autoridades no debe seguir, se debe frenar tanta ignorancia histórica, que, como lo hecho y proyectado, no debe repetirse ni darse. A esta altura y fuera de la improvisación el objetivo sería adaptar un ingreso directo a los parqueaderos del nuevo mercado de El Salto, considerando los antecedentes antes expuestos se entiende que el puente es un bien patrimonial de la ciudad y en este sentido sería imposible que se lo altere.