martes, 28 de febrero de 2012

¿Y el patrimonio?



Reposa en el Archivo Nacional el proyecto sobre el río Cutuchi fechado a 26 de febrero de 1777, documento de autor anónimo que significó quizá como lo demuestran algunos documentos, el acceso a la ciudad de Latacunga por algunos años ya que a suerte de los avatares naturales provocados por el coloso deterioraron y colapsaron esta primera construcción siendo urgente que en abril de 1879 se ordene desde el Ministerio del Interior con los trabajos de reconstrucción.

El puente Cinco de Junio, inaugurado en 1920, cuya construcción demoró treinta años, fue considerado el puente más largo del Ecuador y de gran factura para su época, está construído en gran magnitud en arcos de piedra y tomó el nombre oficial de “Cinco de Junio” en homenaje a la llegada al poder del Gral. Eloy Alfaro Delgado, el cinco de junio de 1895. Ha sufrido lamentables modificaciones, acciones, añadidos e intervenciones que han dañado la estética del puente, primero se retiraron los espacios que se encontraban en las orillas, y quizá la más terrible intervención fue cuando en la alcaldía del Dr. Rubén Terán se colocaron los “esperpentos” de plástico celeste. La ejecución de esta obra particular por parte del cabildo ha merecido la urgencia y la certeza de no caer en excesos y errores lamentables que luego serán duramente cuestionados e irremediablemente aceptados como tal.

Es difícil entender por qué no se buscó otra solución que no altere uno de los pocos tesoros que guarda esta ciudad y se aplique en tal sentido un proyecto de rescate o restauración, de ser el caso, como advierte el eje central sobre política del patrimonio tangible e intangible de nuestro país: acaso se cuestionó sobre la decisión del Concejo Municipal o dicho cuerpo edilicio consideró este particular?

El desconocimiento de las autoridades no debe seguir, se debe frenar tanta ignorancia histórica, que, como lo hecho y proyectado, no debe repetirse ni darse.
A esta altura y fuera de la improvisación el objetivo sería adaptar un ingreso directo a los parqueaderos del nuevo mercado de El Salto, considerando los antecedentes antes expuestos se entiende que el puente es un bien patrimonial de la ciudad y en este sentido sería imposible que se lo altere.

jueves, 9 de febrero de 2012

Desmemorias injustificadas


A riesgo de que el olvido lo apabulle todo, sin pecar de apocalíptico, la función de la memoria es el olvido. García Márquez escribía en su autobiografía que la muerte no llega con la edad sino con el olvido, injusto, innegable, la sentencia ocasiona una vergüenza moral generalizada para quien precie de llamarse, sentirse, latacungueño y más aún vicentino, la muerte ha acaecido por el olvido.

Vicente León y Argüelles nació en Latacunga en enero de 1773 y fue bautizado el 17 de ese mes como hijo expósito a las puertas de José León y de Marta Josefa Argüelles y Mercado, sus abuelos maternos; el nacimiento fue ocultado por algún tiempo, pero después fue reconocido y hasta heredó a la muerta de sus progenitores, pudiendo ser éste el origen de sus cuantiosos bienes.

Los valores humanos a pesar del esfuerzo que ocasionan el estar alerta o pendientes de sus natalicios o de sus obituarios no terminan de instituirse en una labor cívica y conmemorativa, ni ofrendas ni actos sociales destacados en el parque central ha tenido el más destacado e identificado de los latacungueños el filántropo Vicente León.

Ninguna personación institucional, civil, educativa, gubernamental, realizó homenaje alguno para recordar su vida y obra a propósito de su natalicio.

Involuntario y desapercibido nada justificable en todas sus formas si la institución a la cual pertenece o lleva su nombre ha olvidado este detalle minucioso, poco podremos reclamar a la mayoría a pesar de la prisa y el barullo de la rutina.

Cada equívoco ha sido censurado incluso en los ocasionales o espontáneos discursos de personajes públicos que insisten en el desconcierto de querer improvisarlo todo para no quedar mal. El expresar desconocimiento es un gesto de honestidad pero es una obligación moral el re conocer, doblemente conocido volver a recordar, los valores humanos en nuestro diario vivir.

Recuerdo sobre el frontispicio del legendario establecimiento donde me eduqué al rigor de otros tiempos replicar diariamente “quien no espera vencer ya esta vencido” o la frase hímnica de la “inmortal juventud adelante” laceradas en la memoria de su habitantes, hoy borrada de sus fachadas. Y con este gesto al parecer de su memoria.

El 11 de marzo de 1839 desde el Cuzco se emite una comunicación donde se da a conocer a las autoridades de Latacunga que el Dr. Vicente León ha muerto a primera hora de la noche del 28 de febrero instituyendo como heredera universal a su patria Latacunga.

jueves, 2 de febrero de 2012

Latacunga y Alfaro



En el marco conmemorativo de los cien años de la muerte de Eloy Alfaro se ha generado una movilidad de la conciencia social ecuatoriana sobre su pensamiento, obra e ideología.

Latacunga no puede estar separada de tales preceptos e involucrada directamente no sólo porque por su intimidad atraviesa el ferrocarril dividiendo a la ciudad en dos, sino por su legado y el favor que a su tiempo signó de asilo para algunos de sus colaboradores más íntimos.

La llegada del primer ferrocarril a la ciudad fue el 25 junio de 1907, viaje en el que arribó el Gral. Eloy Alfaro Delgado, quien fue recibido apoteósicamente por el pueblo latacungueño y por el Cnel. Timoleón Pasquel Gobernador de la provincia de León en aquel entonces.

Este gesto no fue fácil años antes, el 2 de septiembre de 1895, sale Alfaro de Latacunga con dirección a Quito, luego que en esta urbe se le ha incorporado el valiente escritor y decidido combatiente, Roberto Andrade. El 11 de agosto de 1896 los conservadores atacan Latacunga y la toman, luego de que se ha producido un sangriento combate.

A un año de la llegada del ferrocarril a Latacunga el 16 de enero de 1906, Eloy Alfaro toma el poder como jefe supremo después que sus tropas derrotan a tropas gobiernistas en el Chasqui. El héroe de esta batalla fue el Cnel. Justiniano Viteri Jaramillo a la vez sería el gestor de la primera planta eléctrica de Latacunga (inaugurada el 11 de abril de 1.909) y de la construcción del monumental edificio de la Escuela de Artes y Oficios actual ESPE-L.

En Latacunga, el 28 de abril de 1910 el Gobernador Carlos Macías llamó al pueblo leonense para alistar filas en defensa de la patria. Se alistó el Batallón No. 16 de la primera reserva a órdenes del Comandante Abelardo Yépez. En estos días se constituyó el Batallón Cotopaxi, formado por políticos liberales y el pueblo, comandados por el Cnel. Justiniano Viteri Jaramillo.

El latacungueño Belisario Quevedo Izurieta fue integrante del Batallón Cotopaxi, ilustre pensador, escritor, publicista y precursor de la sociología en el Ecuador. Latacunga también se involucra decididamente en la construcción de la historia patria, más allá del anecdotario, la novelería e indiferencia.