jueves, 9 de febrero de 2012

Desmemorias injustificadas


A riesgo de que el olvido lo apabulle todo, sin pecar de apocalíptico, la función de la memoria es el olvido. García Márquez escribía en su autobiografía que la muerte no llega con la edad sino con el olvido, injusto, innegable, la sentencia ocasiona una vergüenza moral generalizada para quien precie de llamarse, sentirse, latacungueño y más aún vicentino, la muerte ha acaecido por el olvido.

Vicente León y Argüelles nació en Latacunga en enero de 1773 y fue bautizado el 17 de ese mes como hijo expósito a las puertas de José León y de Marta Josefa Argüelles y Mercado, sus abuelos maternos; el nacimiento fue ocultado por algún tiempo, pero después fue reconocido y hasta heredó a la muerta de sus progenitores, pudiendo ser éste el origen de sus cuantiosos bienes.

Los valores humanos a pesar del esfuerzo que ocasionan el estar alerta o pendientes de sus natalicios o de sus obituarios no terminan de instituirse en una labor cívica y conmemorativa, ni ofrendas ni actos sociales destacados en el parque central ha tenido el más destacado e identificado de los latacungueños el filántropo Vicente León.

Ninguna personación institucional, civil, educativa, gubernamental, realizó homenaje alguno para recordar su vida y obra a propósito de su natalicio.

Involuntario y desapercibido nada justificable en todas sus formas si la institución a la cual pertenece o lleva su nombre ha olvidado este detalle minucioso, poco podremos reclamar a la mayoría a pesar de la prisa y el barullo de la rutina.

Cada equívoco ha sido censurado incluso en los ocasionales o espontáneos discursos de personajes públicos que insisten en el desconcierto de querer improvisarlo todo para no quedar mal. El expresar desconocimiento es un gesto de honestidad pero es una obligación moral el re conocer, doblemente conocido volver a recordar, los valores humanos en nuestro diario vivir.

Recuerdo sobre el frontispicio del legendario establecimiento donde me eduqué al rigor de otros tiempos replicar diariamente “quien no espera vencer ya esta vencido” o la frase hímnica de la “inmortal juventud adelante” laceradas en la memoria de su habitantes, hoy borrada de sus fachadas. Y con este gesto al parecer de su memoria.

El 11 de marzo de 1839 desde el Cuzco se emite una comunicación donde se da a conocer a las autoridades de Latacunga que el Dr. Vicente León ha muerto a primera hora de la noche del 28 de febrero instituyendo como heredera universal a su patria Latacunga.

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