miércoles, 18 de julio de 2012

Trascendencia detrás del poder


La figura política de Simón Bolívar a merecido estudios que han durado casi toda la vida a sus biógrafos; pesquisas, interrogantes, metodologías exhaustas de peregrinajes en archivos históricos de la mayoría de ciudades hispanoamericanas donde se promulgaron cartas, manifiestos, y tanto en cuanto han documentado el propósito de la política y pensamiento bolivariano. La historia conocida excluye en sus cánones y referencias a quienes sumaron, o en su defecto influyeron, en los propósitos desde el anonimato o a la sombra del Libertador.
A pesar de la extensa obra de Bolívar existen limitaciones sobre las amistades e influencias cercanas, los primeros amigos fueron con sus contemporáneos Mariano y Tomas Montilla, Miguel Ustariz, Fernando Rodríguez del Toro, Leandro Palacios, Juan Paz del Castillo, Juan Rodríguez del Toro, Domingo Ascanio, Manuel de Mato, Esteban Escobar, Simón Rodríguez, el maestro del Libertador.
En las tertulias en casa de los Ustariz se encontraba con frecuencia con Andrés Bello; pero entre ellos no hubo una afectuosa relación de amistad, más bien admiración y respeto, puesto que aun cuando Bello era muy joven, este dedicaba muchas horas al estudio, a la lectura y la escritura, y desdeñaba todo cuanto le alejara de su pasión por los libros.
De sus compañeros de armas Bolívar, 33 años menor que Miranda, admiraba al precursor y pese a las indicaciones en contra lo visitó en su residencia de Londres; a éste lo invitó a que participara en la revolución iniciada en Caracas, lo trató como un amigo de mayor edad y jerarquía. A Santander lo conoció en los albores de la guerra, este fue considerado por el libertador como el hombre de las leyes. Otros serían: Santiago Mariño y Manuel Piarn, junto a José Francisco Bermúdez, Juan Bautista Arismendi, Antonio José de Sucre, hombre de confianza; Rafael Urdaneta, y no menos importante Manuela Sáenz, fiel servidora, consejera, amante del Libertador.
Sin duda alguna el tema trasciende las limitaciones de este aporte y más bien deja de manifiesto la importantísima intuición sobre quién o quiénes influenciaron en el pensamiento de Bolívar y su ejercicio público como ideólogos o adeptos políticos fundamentales que todo líder posee. Las figuras históricas universales, fuera de especulaciones, fanatismos, o descabellados arribismos intelectuales, tienen sus lealtades.

jueves, 5 de julio de 2012

CORAZÓN DE NEON


 I

Cruzar la calle, apear el paso, la zancada.
Detenerse y titubear como un cachorro asustado ante el tráfico trashumante de un viernes en las esquinas del dámero.

Traspié. Que el amor siempre se hace en la guerra, en las guerras, en ese tropel de defender la única noción de patria, la vida.

Habrías entonces de corregir el trazo, la plana,
Esa necedad de necesitarte, esta falacia de faltarte, esa extrañeza de extrañarte.
Nunca pensé que las palabras dibujadas en el aire fueran a darme otra razón para iluminar.

II

La ciudad sigue espantosamente deshabitada
Sólo a algunos se nos ha concedido el pronunciar el amor, privilegio al fin.
Al resto el rumor, las tosesitas falsas, la charlatanería, el barullo de desperdiciarlo.
Tengo una urgencia de vos que me aniquila
Arremete, arrincona contra el olvido.
Hambruna de besos

(No se porque todavía distingo los pasos que se me acercan con tus tacones de aguja)

Angustia de mares
Ansiedad y vacíos…
¿Cómo decir lo que es hueco
de tu envestida que ha dejado en mi pecho?
Hambruna de gestos
Anemia de espasmos.

La ciudad sigue espantosamente deshabitada

Yo cierro el libro sin buscarte.
el tiempo reagrupa las pesadillas, extraño, denodado. 

Los abrazos me haces falta, aquí cuando los faltos abracen,
los besos labien, las bocas palabren, y atardezcan las calles. Haces falta.

martes, 3 de julio de 2012

Transiciones del pensamiento

El rumor corroe como un ácido, lento, con un perjuicio irreparable lastima la memoria. El escritor sutura, admite operaciones laboriosas sobre esa peripecia que al parecer se vuelve inevitable, es necesario el testimonio, es ahí donde el biógrafo funda y se vuelve imprescindible.
Entre el escritor y el biógrafo existe algo elemental como el trabajo en soledad y la disciplina de la pesquisa, instintos y hábitos detectivescos, pero la historia no es una novela policial o un apunte de Magritte.
Ecuador ha sido tierra de importantes biógrafos: sobre personajes anteriores a la conquista española, son reconocidos el Atahualpa, de Benjamín Carrión; el Atahualpa de Neptalí Zúñiga, el Rumiñahui, de Gonzalo Rubio Orbe, el Rumiñahui de Enrique Garcés; obra biográfica nacional dedicada a personajes anteriores o precursores de la independencia.
La figura universal del intelectual latacungueño Alfonso Rumazo González (1903-2002) se destaca en el mayúsculo aporte de “Las Ocho Grandes Biografías” sobre los héroes de la Gesta de Independencia de América Latina, el de ‘Manuela Sáenz: La Libertadora del Libertador’, del imprescindible texto Simón Rodríguez, maestro de América.
La consagración del biógrafo dependen del esfuerzo por dotar de esencia, carnalidad y significación del itinerario vital de quienes contribuyeron a fundar naciones, y con la impronta de su acto heroico, decidieron el destino de nuestros pueblos.
La humanización de tales valores biografiados, el contar una vida es sumar historias a la gran historia, y esa narración debe pactar llena de fuerza comunicativa, de reconstrucción de época, y al mismo tiempo de una intensidad discursiva y rigurosa, apegado al metarrelato histórico.
La disciplina de la biografía, la cátedra, el ensayo, la prosa, las maneras del decir convierten a Rumazo Gonzáles en un cultor del idioma, esta cualidad debe sobrepasar el reconocimiento espontáneo y de ser necesario capitalizar una campaña a favor de la identidad de este valor latacungueño en la publicación de sus más destacados libros.