domingo, 7 de junio de 2020

Latacunga, ciudad de filántropos

Detalle Manuficiencia símbolo de la filantropia en el monumento a Vicente León y Argüelles el mayor benefactor latacungueño del "Siglo de las Luces" Fotografía de Archivo MAR.

La magnificencia de los pueblos y su constitución se refleja en el altruismo y devoción nacionalista por sobre todas las cosas; ninguna censura puede desmitificar la supremacía axiológica de valores humanos que demostraron hasta la saciedad su fervor, amor y legado a su patria chica.

Latacunga en su constitución histórica se ha reflejado por una cualidad mayúscula en la real dignidad humana; pero estos nombres pasan desapercibidos en los sentidos de una verdadera identidad que trasluce por la despreocupación y parricidio absurdo, de esa suerte de negación, de esa ignorancia arribista que corroe hasta el tuétano del ciudadano.
  
La ciudad ha nutrido la sabia fecunda de la filantropía,  la cualidad por antonomasia de sus hijos ha brillado en el pretérito amor al género humano y a todo lo que a la humanidad respecta, particularmente en el desprendimiento expresado en la ayuda desinteresada a los demás.

Su inicial preocupación ha sido para los latacungueños el pilar de la educación, que fuera descuidada y desnutrida; Don Juan Sandoval y Silva, a mediados del siglo XVII, donan 35 mil pesos para fundar una Escuela de jesuitas. Doña Luisa Sayas de Galindo en 1673, destina el fundo Tiobamba para la escuela d los prenombrados religiosos. A finales del siglo citado XVII, Don Diego de la Mata, cuya familia ya radicada en Latacunga, dona cosa de 50 mil pesos para el Colegio de las Carmelitas.

Ana Páez de Trastamara, dona para la fundación de un hospital sus bienes en Cusubamba y su hermana Mercedes Páez de Trastamara, apoya la obra haciendo igual donación de sus bienes para remediar siquiera en parte el dolor y la miseria, y acudir a ellos con ayuda.

En el advenimiento del siglo XIX, el más ilustre de los latacungueños, el Dr. Vicente León siendo “Hijo de este pueblo, muere siendo Padre de él” uno de los humanistas, magistrados y eruditos de la justicia y el derecho desde el Perú dona sus bienes de fortuna a su Patria Latacunga, “para que en ella se funde un Colegio de Segunda Enseñanza en el cual la juventud de esta ciudad pueda formarse bajos las luces del saber”, cuya fundación pervive desde 1842 en está ínclita entidad formadora de juventudes.

El Dr. Rafael Quevedo, Rector del Colegio que se fundó con los bienes del Dr. León, hace donación de un mil pesos para engrosar los fondos del Colegio.

Don Pantaleón Estupiñán dona sus haciendas, casas dinero, para beneficencia, asilo de ancianos, auxilio y educación de la niñez; Don Ramón Barba Naranjo, dona sus bienes para la Escuela de Artes y Oficios, donde hoy funciona el edificio principal de la Escuela Superior Politécnica del Ejército sede Latacunga.

Belisario Quevedo Izurieta, Latacungueño nacido un 6 de noviembre de 1883
Belisario Quevedo, legó sus bienes para la Clase Trabajadora y para la Sociedad Jurídico – Literaria de Quito. Alejandro Gallo Almeida, hace su legado para una Escuela de Agricultura incluyendo en éste, la hacienda Tiobamba objeto ya de anterior donación para fines benéficos, este legado lo administra hoy la Universidad Central  sin mayor trascendencia y beneficio para esta Provincia.

Rafael Vásconez Gómez quiso apoyar a la escuela de Artes y oficios y dona para la fundación que llevaría su nombre una cuantiosa suma, local donde funcionará el Colegio Ramón Barba Naranjo. Moisés Vega, entrega casi todo el patrimonio de su vida de honradez y sacrificio al Instituto Estupiñán para que se funde un Monte de Piedad.

El Dr. Manuel Tomás Maldonado proporciona el servicio de luz para Guaytacama cediendo el uso de las aguas de su hacienda.

Todos estos nombres, relegados algunos, otros sólo advocados a la nomenclatura de calles, perviven en el anonimato y la desidia; desdicha que debe ser superada con orgullo de formar parte de esta tan hermosa tierra, como replicaría el poeta: Pensil de los andes (…) tierra de: filántropos, sabios y grandes.