(Escuelita
de comunicación comunitaria FEDECOX)
Aprender ha escribir nuestro nombre
como el atarnos los zapatos pueden ser el gesto primario más elemental del
ejercicio periodístico, apasionante, grato, instintivo, poder decir escribiendo,
trascender sobre el tiempo con el testimonio de la palabra escrita. Operación
inicial que marca la decisión del ser humano en un viaje de intromisión.
La escritura así como el periodismo en
todas sus magnitudes resulta un accidente, puesto que la escritura es un camino
lleno de obstáculos donde todo lo
conocido en el mundo refleja la aventura hacia el corazón de los que
somos, surge como necesidad ontológica, humana, por eso el oficio se cultiva
desde el valor formativo, desde esa patria que se llama imaginación, sinónima
de la infancia, desde la niñez.
“Ni están todos los que son ni todos
los que están”. Más bien resulta un ejercicio de autoaprendizaje, ¿Qué puede
enseñar uno, si lo aprendido también viene desde el otro extremo?.
(...)
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