viernes, 22 de junio de 2012

LA CIUDAD


ix.
La ciudad sigue espantosamente deshabitada
Sólo a algunos se nos ha concedido el pronunciar el amor, privilegio al fin.
Al resto el rumor, las tosesitas falsas, la charlatanería, el barullo de desperdiciarlo.
Tengo una urgencia de vos que me aniquila
Arremete, arrincona contra el olvido.
Hambruna de besos

(No se porque todavía distingo los pasos que se me acercan con tus tacones de aguja)

Angustia de mares
Ansiedad y vacíos…
¿Cómo decir lo que es hueco
de tu envestida que ha dejado en mi pecho?
Hambruna de gestos
Anemia de espasmos.

La ciudad sigue espantosamente deshabitada
Yo cierro el libro sin buscarte.

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