ix.
La ciudad sigue
espantosamente deshabitada
Sólo a algunos se nos ha concedido
el pronunciar el amor, privilegio al fin.
Al resto el rumor, las tosesitas
falsas, la charlatanería, el barullo de desperdiciarlo.
Tengo una urgencia de vos
que me aniquila
Arremete, arrincona contra
el olvido.
Hambruna de besos
(No se porque todavía distingo
los pasos que se me acercan con tus tacones de aguja)
Angustia de mares
Ansiedad y vacíos…
¿Cómo decir lo que es hueco
de tu envestida que ha
dejado en mi pecho?
Hambruna de gestos
Anemia de espasmos.
La ciudad sigue
espantosamente deshabitada
Yo cierro el libro sin
buscarte.
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