martes, 24 de enero de 2012

MESSI CON M DE MARADODA


En la última gala de la FIFA la entrega del Ballon DÓr Lionel Messi fue reconocido con este galardón por tercer año consecutivo como el más grande del futbol contemporáneo en el mundo.

Pero Messi no es grande por ser el mejor futbolista del mundo, no es grande por ser el jugador mejor pagado, no es grande por jugar en el FC Barcelona, Messi es grande porque a pesar de tener fama y dinero, es humilde y es capaz de regalarle una sonrisa a un niño que no se deja vencer ante las adversidades; le dedicaría un gol a Soufian, el niño que quería volar, un niño especial.

Era el 86, México, un solo hombre gambeteaba y se llevaba a tres, cuatro, seis, siete, todos los ingleses por delante, Víctor H. Morales casi afónico decía que era un barrilete cósmico de otro planeta, al final Argentina 2 Inglaterra 0. Ese gol fue calcado a la perfección por un Lionel Messi, el del 86 en el Azteca era de Diego Armando Maradona.

Diego es el más humano de los dioses y a pesar del tiempo seguirá siendo querido o venerado por el simple hecho de que los dioses no se jubilan.

Me gusta mucho como juega Messi creo que es verdad que es el mejor del mundo. Lo bueno de todo es que Messi no se cree Messi, o por lo menos eso pasa cuando juega con la alegría de pibe de barrio, como ese chiquilín en los potreros en el verdadero disfrute del juego.

El placer de jugar por el deber de ganar es implacable, lo atrofia todo: la fantasía, la libertad, la espontaneidad, en el deber de ganar tienes que ganar o ganar. Messi ha conservado intacto ese placer de jugar que trasciende y lo diferencia.

Lo mejor que el mundo tiene esta en la cantidad de mundos que el mundo contiene y el fanatismo es enemigo de la diversidad yo creo en la diversidad, por suerte somos diversos y estamos libres en elegir entre morirnos de hambre o morirnos de aburrimiento.

En esta reflexión yo no quiero ser salvado por lo que vamos a desconfiar de los mesianismos y de los mesiánicos, el único mesianismo que no es peligroso se llama Lionel Messi, su alegría de jugar; juega como olvidándose que no es el número uno es decir Messi no se cree Messi, por suerte.

miércoles, 18 de enero de 2012

Leña verde: la nostalgia del fogón, o el recorrido del sabor a la ternura.



La editorial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, en su colección Tierra adentro, publica el libro Leña Verde, antología de la cocina andina Ecuatoriana, del intelectual latacungueño Tito Gutiérrez Estrada.

Esta obra, Leña Verde, no es un libro de cocina ni un recetario, es más bien una crónica de la vida familiar de la región andina ecuatoriana, recogida a través de la oralidad que sustenta sus costumbres, afectos y peculiaridades con las que se hace la identidad de familias, pueblos y regiones.

Sembrar para cosechar; cosechar para cocinar; cocinar para comer; comer para vivir y vivir para trascender es la afirmación del autor, Gutierrez Estrada.

Leña Verde afirma que la alquimia del mestizaje no empezó por la sangre sino por la comida, fue alrededor del fogón cuando los comensales saborearon la fusión de dos fuentes nutritivas, para llegar después al dormitorio donde se rubricó el inicio de un mundo nuevo que todavía no ha entregado su potencial a la humanidad.

Los saberes y los sabores de la cocina ecuatoriana desde el surco abierto de la tierra hasta el fogón prendido y la intimidad del lecho, se escribió la historia de esta tierra, se forjó la cultura a través de las costumbres persistentes bañadas siempre con la miel de la ternura, de la gente de hablar quedo y que cierra los ojos en la fuerza del abrazo, que vive más cerca del sol y de la luna entre los dos mil y tres mil quinientos metros de altura, donde se respira con fuerza para descubrir el origen de la vida y se domina en lontananza la llanura que linda con el mar.

Su autor Tito Gutiérrez Estrada (Latacunga, 1944). Estudió Ingeniería Técnica en Explotaciones Agropecuarias en la Universidad Politécnica de Valencia (España). Escritor y ensayista. Investigador del folclor ergológico y de análisis social.

martes, 10 de enero de 2012

Chusig el duende y el pensamiento trascendental

Si me pidieran nombrar al azar a tres periodistas destacados y notables del Ecuador contemporáneo citaría: José Peralta, Juan Montalvo, y el imprescindible Eugenio Espejo; todos vigentes en su pensamiento crítico a las realidades del país a pesar del paso del tiempo.

El 5 de enero de 1792 aparece Primicias de la Cultura de Quito, Espejo el primer periodista de la patria atina la urgencia de sabernos libres en el decir y más en el escribir como un verdadero acto de dignidad humana.

A 220 años de este atisbo luminoso de inteligencia, democracia, civismo, protesta, crítica y rechazo a la opresión y a la autocracia, a esas vanidades del poder incontrolable, a ese mismo tiempo de anhelo y defensa que no ha cambiado en nada el oficio y propósito del periodista: el fulgurar de la libertad y la defensa de la verdad más allá de egoísmos y peor aún de tiranías.

En esa nutrida argumentación sobre el oficio escribe Espejo: “Seamos cultos, seamos bellos, seamos libres” semántica que sigue vigente con altiva decisión a pesar de ese sordo acoso con el que se ha calificado a esta labor.

 El periodismo puede sobrevivir sólo a través de personas que están concentradas no sólo en los acontecimientos superficiales, sino que también están interesadas en las fuentes y mecanismos detrás del comportamiento de la sociedad.

En denunciar sin temores incluso si las garantías son adversas o maniatantes. Ante nosotros aún está el mundo por descubrir. El poder a acosado y vilipendiado desagradecidamente este oficio, deshumanizando a través de epítetos incongruentes desde su posición, eso no atemoriza más bien alienta a seguir en el sendero correcto y delata los excesos y engreimientos que tiene el poder. Si otros tienen el poder de injuriar, también se tiene el poder de ignorarlos.

Espejo, de apellido indígena Chusig, lechuza, de apodo Duende, supo en íntima tolerancia soslayar el insulto del poder, la inteligencia incomoda -decía- sólo lo fatuo del poder calza en la adulación y el alago falso, el poder se cree sus propias mentiras.

La más hermosa de las profesiones que posee el ser humano es sin duda el periodismo, esta responsabilidad posee sus avatares, en ese tramo muchos pueden llamarse como tal, pero no todos pueden serlo.

miércoles, 4 de enero de 2012

El año del fin

El presente año tiene una particular atención sobre el final de los tiempos que cierto autor estadunidense catastrofista y fantasioso llamado Frank Waters mezcló eclécticamente esas especulaciones con el mito del fin del Quinto Sol de los mexicas.

El final del quinto sol mexica advierte Waters es el apocalipsis soñado por el apóstol Juan desterrado por causa del Evangelio a la isla de Patmos. ¿Pero qué es el fin del mundo?

Sobre el desierto de Atacama en el Perú un lugareño ante el cuestionamiento acerca del fin de todos los tiempos contestó que si todo lo nombrado existe y es el mundo, su mundo los mundos y la vida, el fin sería callar, enmudecer. Importantes personajes de la política, la música, la actuación y otras ramas fallecieron el pasado 2011.

Ernesto Sábato el destacado autor de El túnel y Sobre héroes y tumbas, falleció el 30 de abril dos meses antes de cumplir 100 años. Uno de sus cuadernos capitales en su nutrida literatura es Abaddón el exterminador letal argumento que soslaya el artificio de considerar el caos y la destrucción como el holocausto de la existencia posible; coincidente con Vittorio uno de mis personajes en el relato largo Dánae y el ornitorrinco tras el principio del fin en uno de sus pasajes mira un enorme dragón rojo de siete cabezas descender sobre la faz terrena antes que el olvido y el fin lo envuelva todo.

Callar enmudecer es el verdadero fin, olvidar es posible en el fin de los mundos. Si dejamos de nombrar las cosas no existen; sobre ese andamio de signos, significados, significantes, conceptos y sintaxis concebimos el mundo. Por lo maravilloso de esas palabras nombradas, por el don de la elocuencia y la retórica; por la palabra amor, la palabra solidaridad y sus sinónimos, por la magia de las primeras palabras balbuceantes y tiernas de un infante ante las lágrimas del padre o la madre.

Por las palabras: ciudad, patria, hogar, familia sus caminos y sus mundos imaginantes, por aquellas palabras que nos hacen valorar la justicia. El año del fin debe estar lejano, creo, el calendario azteca y el jeroglífico mexica tiene margen de error sobre la palabra dicha y escrita: “si dejo de nombrarte tu no existes”.