En la última gala de la FIFA la entrega del Ballon DÓr Lionel Messi fue reconocido con este galardón por tercer año consecutivo como el más grande del futbol contemporáneo en el mundo.
Pero Messi no es grande por ser el mejor futbolista del mundo, no es grande por ser el jugador mejor pagado, no es grande por jugar en el FC Barcelona, Messi es grande porque a pesar de tener fama y dinero, es humilde y es capaz de regalarle una sonrisa a un niño que no se deja vencer ante las adversidades; le dedicaría un gol a Soufian, el niño que quería volar, un niño especial.
Era el 86, México, un solo hombre gambeteaba y se llevaba a tres, cuatro, seis, siete, todos los ingleses por delante, Víctor H. Morales casi afónico decía que era un barrilete cósmico de otro planeta, al final Argentina 2 Inglaterra 0. Ese gol fue calcado a la perfección por un Lionel Messi, el del 86 en el Azteca era de Diego Armando Maradona.
Diego es el más humano de los dioses y a pesar del tiempo seguirá siendo querido o venerado por el simple hecho de que los dioses no se jubilan.
Me gusta mucho como juega Messi creo que es verdad que es el mejor del mundo. Lo bueno de todo es que Messi no se cree Messi, o por lo menos eso pasa cuando juega con la alegría de pibe de barrio, como ese chiquilín en los potreros en el verdadero disfrute del juego.
El placer de jugar por el deber de ganar es implacable, lo atrofia todo: la fantasía, la libertad, la espontaneidad, en el deber de ganar tienes que ganar o ganar. Messi ha conservado intacto ese placer de jugar que trasciende y lo diferencia.
Lo mejor que el mundo tiene esta en la cantidad de mundos que el mundo contiene y el fanatismo es enemigo de la diversidad yo creo en la diversidad, por suerte somos diversos y estamos libres en elegir entre morirnos de hambre o morirnos de aburrimiento.
En esta reflexión yo no quiero ser salvado por lo que vamos a desconfiar de los mesianismos y de los mesiánicos, el único mesianismo que no es peligroso se llama Lionel Messi, su alegría de jugar; juega como olvidándose que no es el número uno es decir Messi no se cree Messi, por suerte.