viernes, 9 de noviembre de 2012
Rivera Villavicencio apostol de las letras locales
martes, 30 de octubre de 2012
El arte anfibio
Resulta pudoroso ahora admitir que cualquiera se llame a si mismo fotógrafo por el simple gesto de disparar a discreción, y esto en el sentido menos figurado, matando la noción del oficio de alquimista o depreciando la estética por la estética en un sentimiento parricida y casi suicida de atinar una imagen bien lograda por el exceso de la edición en PhotoShop o peor aún de los virtuosismos de la tecnología.
Los fotógrafos han sido los adecuados ilustradores de la historia, sin ellos los daguerrotipos o aquellos enfoques y películas de ciudades y gentes no hubieran sido el maniqueísmo del ícono o aun más evidente lo imprescindible en el génesis de la imagen en movimiento que es el cine, hermano mayor y séptimo arte.
La iluminación, la composición. La exposición, el uso manual, y otros términos fundamentales deben ser dominados por este anfibio, deben acoplarse y entallar de múltiples maneras incluso a las tendencias dialécticas por rescatar este maravilloso oficio.
Me pregunto qué sería del ícono de las izquierdas latinoamericanas si Korda no hubiese atinado la fotografía de Ernesto Guevara ante el evento del muelle de la Habana en pleno apogeo de su revolución y que hoy esta inserto en el imaginario colectivo como prototipo del irreverente, del revolucionario tradicional?
La fotografía es un asunto elemental, por lo mismo, debe exigirse en la tarea más conspicua de la observación; el fotógrafo es el ojo crítico y analítico del entorno, su involucramiento hace parte de lo trascendental incluido esa vacua letanía de que la imagen es políglota y dice más de un millar de palabras.
Qué quiero entonces decir con mi oficio, si el anfibio resulta tuerto, o da palos de ciego por hobbie o afición resulta denigrante.
Habrá que entender a la fotografía como una de las bellas artes, y como me replicaba un profesor de este apasionante mundo, en la fotografía el problema no es la flecha sino el indio. Es decir por más sofisticado que sea el equipo el asunto es el dominio y perfección del anfibio (fotógrafo).
LAS DESPEDIDAS
La resistencia como homenaje
martes, 2 de octubre de 2012
Periodismo de ficción
El oficio de la escritura en ciernes permite poco tiempo para la reflexión, los condicionantes de la brevedad y la veracidad son cada vez desnutridos y ocasionales; este resultado no pretende en lo más mínimo la justificación la típica charlatanería sobre la ética o la deontología primaria del periodismo. Mas bien la queja general en el país, por ser menos incisivo en las localidades, carece del compromiso, la defensa, el ultraísmo o el “periodismo de investigación” a secas; Manuel Vicen confirma que “[...] ahora el periodismo ya es ficción. La sobreinformación que tenemos hace que lo que se sabe del mundo ya no sea real. Pero dentro de cien años, el que quiera saber lo que somos ya no tendrá que leer novela, porque el alma o la almendra de estos días es el periodismo. Una novela no puede competir con el telediario.”
La crónica, la entrevista, son géneros poco frecuentes por el oficio; al parecer la brevedad hace que nada trascienda incluso la “espectacularización” de la noticia convierte tan light todo lo escrito, o al extremo lo convierte en un síndrome social como el Alzheimer.
Durante el amanecer de la década de los 60, en América Latina y Estados Unidos comenzaron a publicarse relatos apegados fielmente a la realidad, pero narrados al estilo de una novela o de un cuento. Bajo el impulso de autores como el argentino Rodolfo Walsh con Operación Masacre (1957) y el estadounidense Truman Capote con A Sangre Fría (1965), surgió esa corriente narrativa conocida como Nuevo Periodismo, Periodismo Literario o Periodismo Narrativo.
La formación del periodista en cambio exigirá, más allá de la iniciativa de lo común en cultura general, que se conozca por lo menos la obra de Capote, y si seríamos más generosos con la construcción de la identidad los ensayos, o narrativa de Atanasio Viteri, la poesía descriptiva de Juan Abel Echeverría, por citas a palo de ciego, es decir por antonomasia.
Los Nuevos Periodistas que se sumergen donde pasan cosas, han de tomar contacto con desconocidos, se meten en sus vidas de alguna manera, hacen preguntas a las que no tienen derecho natural a una respuesta, pretenden ver cosas que no se tienen que ver, le esta dado ese premio así como la reivindicación en la palabra dicha.
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miércoles, 26 de septiembre de 2012
Latacunga en la solapa del alma
domingo, 9 de septiembre de 2012
Sobre los Valores humanos
La publicación de la editorial Casa de la Cultura de Cotopaxi del libro “Valores humanos en Cotopaxi” insufla de generosa nueva sangre editorial a las letras locales.
Su autor, Paúl A. García Lanas (Latacunga - octubre de 1965), ha dedicado parte vital a la investigación de la historia social local; la publicación de un puñado de hombres y mujeres de Cotopaxi, que como advierte su autor acierta al vertiginoso andamio de la modernidad con el auxilio de la imagen para que las generaciones actuales puedan identificar así el rostro de los ausentes, de los anónimos, porque para muchos son desconocidos una pléyade de nombres a veces circunscritos a la nomenclatura de ciertas calles.
Acertado y devoto García demora su reflexión sobre la urgencia de reconocernos, reconocer el legado, la filantropía, el altruismo, el intelecto, el civismo y desprendimiento a salvaguarda de los destinos de la tierra que los vio nacer o que los acogió como sus más íntimos hijos.
Más allá de vanaglorias, de lisonjas o apresurados decoros para salvar la amistad está la dignidad y la honestidad, está esa honestidad intelectual de demostrar en la acción lo que a veces corroe la charlatanería, porque resulta condescendiente finalmente hacerlo; en buena hora por el esfuerzo compilatorio en pequeñas semblanza de ilustres ecuatorianos nacidos en Cotopaxi.
Que el esfuerzo editorial contamine la iniciativa de otras entidades encargadas de tales fines: la educación en valores, en ejemplos y testimonios de vida.
martes, 4 de septiembre de 2012
Religiosidad y pertenencia
La Chilintosa es una enorme roca que fuera arrastrada por el aluvión de Cotopaxi en el año de 1.877. Antiguamente se lo llamaba también “Quilindusi”; la lava incandescente fundió parte de las nieves eternas del volcán y en pocas horas se precipitaron por los declives de la montaña 45 ?000.000 de metros cúbicos de masa, de peñascos y ceniza. La fuerza del aluvión arrojó a la meseta rocas gigantes conocida como la “Chilintosa” o “Silintosa”. Esta gigantesca mole esta cercana al volcán Cotopaxi en el valle de pedregal, parroquia Mulaló, por los años treinta del siglo pasado el pintor dominico fray Enrique Mideros pintó al óleo en un lado de la piedra la Virgen del Rosario que prevaleció hasta que se lo tapó sustituyéndole por la Virgen de las Mercedes, hecho que lo realizó el pintor Milton Alajo.
Cuando se mantenía la imagen original de la Virgen del Rosario pintada en 1932 por Mideros el artista gozaba de ser el pintor mimado de intelectuales tradicionalistas, la iglesia y el público de la clase media y popular, como se sabe tradicional y conservador.
Refiere Hernán Rodríguez Castelo en ‘Panorama del Arte’ que la década de los 30 marcó en su arte un cambio notable por cuanto la idea de los milenios y de los presagios aparecen en sus cuadros y se tornan una constante que se repetirá hasta el final de sus días, con lienzos de vigor expresivo y cromatismo radiante, en esta década comenzó los lienzos que decoran la iglesia de la Merced en Quito.
Este particular debe ser considerado para el análisis sobre el rescate de este bien patrimonial de uno de los artistas plásticos emblemáticos de nuestro país; bien que sin consentimiento previo fuera alterado, los lugareños y varias fotografías testimonian sobre la presencia de la imagen de la Virgen del Rosario de Mideros en la piedra Chilintosa, fuera de romanticismo o simple sugerencia ojalá y se pueda recuperar esta obra con el tratamiento adecuado.
martes, 28 de agosto de 2012
Latacungueñidad: identidad y legado
La conciencia fenomenológica del gentilicio del que ha nacido en la urbe connota un legado que por antonomasia hemos aprendido en canciones cívicas: Latacunga cuna de los más denodados, los filántropos, sabios y grandes dice el himno de la ciudad.
Solidarios, emprendedores, hospitalarios, cotidianos, amables, cultos, comprometidos, amantes de la tierra que los vio nacer, altruistas, defensores, aguerridos, son extensos los cualitativos para identificar al latacungueño.
Y de sus valores el mayúsculo ícono de identidad es el de aquel que “nació hijo de este pueblo y terminó haciéndose padre de él”, la del latacungueño Vicente León y Argüelles.
Escuché decir a un entrañable latacungueño en la vorágine de una oración fúnebre con acierto que Latacunga es una ciudad propicia y hermosa para vivir, para nacer en ella, que es también una ciudad donde morir, su afirmación reflejada por la tremenda solidaridad del prójimo (del latacungueño) en tales circunstancias.
Ser latacungueño es sinónimo de orgullo y dignidad, es conocer los valores humanos y su legado, seguir el ejemplo marcado de ilustres ciudadanos quienes sirvieron desde distintos escenarios del país a los caros intereses de la verdadera democracia y el renombre de su ciudad natal. El latacungueño es aquel que se ha quedado a vivir la ciudad, a defenderla con su honestidad, respeto y trabajo.
Ad portas de las celebraciones de los latacungueños preocupa como los esfuerzos organizativos, las intenciones, y el buen curso de esta festividad ha marginado el verdadero sentido de devoción, tolerancia, y representatividad de lo que somos.
Latacunga, la ciudad, son sus hijos, sus habitantes, todos quienes en el día a día entregan su mayor esfuerzo, libres de egos falsos, arribismos o excesos. La latacungueñidad no es simplemente un gentilicio, una adjetivación del ciudadano, es saber serlo y sentirlo definitivamente.
lunes, 27 de agosto de 2012
Latacunga patrimonial
El 25 de Mayo de 1.982 el Dr. Rodrigo Pallares Zaldumbide, Director Nacional del Instituto de Patrimonio Nacional suscribió la Declaratoria del Centro Histórico de Latacunga como bien perteneciente al Patrimonio Cultural del Estado.
Título que goza la ciudad de San Vicente Mártir de Latacunga bajo ciertas consideraciones que a la par deben ser reivindicadas en el proceso integral de la identidad, de las identidades.
Meritorio calificativo que fue otorgado a la ciudad por su ancestro histórico y cultural de importancia en el contexto de Capitales Provinciales del Ecuador, porque su Centro Histórico constituye fundamentalmente una importante muestra de la arquitectura colonial y republicana que posee características de gran calidad artística como conjunto urbano y un entorno paisajístico invalorable que deben ser preservados, conservados, restaurados y revalorizados para ponerlos en función social.
El plan Vive Patrimonio, proyecto del Ministerio Coordinador de Patrimonio del Ecuador, ha considerado sus esfuerzos para que ciertas edificaciones sean tratadas en esfuerzos interinstitucionales comunes orientados a la intervención.
Se conoce que el edificio de la Gobernación de Latacunga será intervenido en una restauración y rehabilitación arquitectónica bajo este plan. El edificio sede del Ejecutivo Provincial fue construido sobre una planta colonial que, en los albores de la independencia, fue propiedad de Baltazara Terán Garzón. Sobre el particular esperamos con gran expectativa que el tratamiento de dicha rehabilitación involucre y considere la integralidad de la sociedad latacungueña y cotopaxense.
miércoles, 18 de julio de 2012
Trascendencia detrás del poder
jueves, 5 de julio de 2012
CORAZÓN DE NEON
martes, 3 de julio de 2012
Transiciones del pensamiento
jueves, 28 de junio de 2012
APRENDER A ESCRIBIR
viernes, 22 de junio de 2012
LA CIUDAD
martes, 24 de abril de 2012
“Mundi” Lanas el último Luthier universal andino
lunes, 23 de abril de 2012
La ética del gran insultador
martes, 27 de marzo de 2012
Feminidad ferviente
viernes, 16 de marzo de 2012
Macondo y las orillas de lo virtual
El hijo del telegrafista de Aracataca quizá nunca imaginó que ese pálpito de escribir “Cien años de soledad” le llegaría la tarde del domingo 19 de febrero de 1950 cuando acompañaba a su madre, Luisa Santiaga Márquez Iguarán, en un viaje al pueblo para vender la casa de los abuelos.
Lo cierto es que Sabina, cantautor español, soslaya ese universo en la estrofa de su canción Peces de ciudad, tarareada sinfín de veces y desafinada al fin que: “En Macondo comprendí, que al lugar donde haz sido feliz no debieras tratar de volver”, esa sentencia me resume en cierta medida que no he logrado cruzar la página 77, cabalístico o no, de ese límite mi atrevimiento de lector inicial a no he podido ni medianamente justificar cuando alguien me consulta si he leído Cien años de soledad.
Por eso creo que la construcción de los mundos han fustigado la misma epifanía con que Gabriel García Márquez esa tarde del mes de junio de 1965 cuando, con su familia, se desplazaba en su pequeño vehículo marca Opel por la carretera que de Ciudad de México conduce al balneario de Acapulco tomó la firme decisión del encierro que duró meses en su casa con el fin de darle forma a ese mundo maravilloso que llenaba su mente.
Sin el temor de ser calificado como lector fetichista lo corpóreo y lo tangible son imprescindibles al momento de leer, acariciar torpe o codiciosamente un libro, aspirarlo, identificar la tipografía, las frases como hilarantemente van construyendo, en este caso, Macondo, la ficción más próxima, ese universo maravilloso de la literatura.
García Márquez dice que el nombre de Macondo lo vio escrito en una tablilla a la entrada de una hacienda que antes había sido de la compañía bananera. Lo descubrió desde la ventanilla del tren cuando se dirigía a Aracataca acompañando a su madre ese 19 de febrero de 1950.
Pero la multiplicidad de los Macondos crepitan en la universalidad del lenguaje, ese pequeño pueblito del Caribe poblado por la magia de los Buendía, está en la web por el módico precio de 7,8 dólares, su transmutación, las orillas, los orígenes, constitución y legitimidad son infinitas.
El escritor no sabía que era el nombre de un árbol de tronco redondo que alcanzaba hasta cuarenta metros de altura, descubierto por Humboldt en 1801 en los alrededores de Turbaco. Tampoco sabía que era el nombre que le daban a una tribu milenaria en Tanganika.
jueves, 8 de marzo de 2012
Mujeres
Hay mujeres que arrastran maletas cargadas de lluvia,
Hay mujeres que nunca reciben postales de amor,
Hay mujeres que sueñan con trenes llenos de soldados,
Hay mujeres que dicen que sí cuando dicen que no.
Hay mujeres que bailan desnudas en cárceles de oro,
Hay mujeres que buscan deseo y encuentran piedad,
Hay mujeres atadas de manos y pies al olvido,
Hay mujeres que huyen perseguidas por su soledad.
Hay mujeres veneno, mujeres imán,
Hay mujeres consuelo, mujeres puñal,
Hay mujeres de fuego,
Hay mujeres de hielo,
Mujeres fatal.
Mujeres fatal.
Hay mujeres que tocan y curan, que besan y matan,
Hay mujeres que ni cuando mienten dicen la verdad,
Hay mujeres que abren agujeros negros en el alma,
Hay mujeres que empiezan la guerra firmando la paz.
Hay mujeres envueltas en pieles sin cuerpo debajo,
Hay mujeres en cuyas caderas no se pone el sol,
Hay mujeres que van al amor como van al trabajo,
Hay mujeres capaces de hacerme perder la razón.
martes, 28 de febrero de 2012
¿Y el patrimonio?
El puente Cinco de Junio, inaugurado en 1920, cuya construcción demoró treinta años, fue considerado el puente más largo del Ecuador y de gran factura para su época, está construído en gran magnitud en arcos de piedra y tomó el nombre oficial de “Cinco de Junio” en homenaje a la llegada al poder del Gral. Eloy Alfaro Delgado, el cinco de junio de 1895. Ha sufrido lamentables modificaciones, acciones, añadidos e intervenciones que han dañado la estética del puente, primero se retiraron los espacios que se encontraban en las orillas, y quizá la más terrible intervención fue cuando en la alcaldía del Dr. Rubén Terán se colocaron los “esperpentos” de plástico celeste. La ejecución de esta obra particular por parte del cabildo ha merecido la urgencia y la certeza de no caer en excesos y errores lamentables que luego serán duramente cuestionados e irremediablemente aceptados como tal.
Es difícil entender por qué no se buscó otra solución que no altere uno de los pocos tesoros que guarda esta ciudad y se aplique en tal sentido un proyecto de rescate o restauración, de ser el caso, como advierte el eje central sobre política del patrimonio tangible e intangible de nuestro país: acaso se cuestionó sobre la decisión del Concejo Municipal o dicho cuerpo edilicio consideró este particular?
El desconocimiento de las autoridades no debe seguir, se debe frenar tanta ignorancia histórica, que, como lo hecho y proyectado, no debe repetirse ni darse. A esta altura y fuera de la improvisación el objetivo sería adaptar un ingreso directo a los parqueaderos del nuevo mercado de El Salto, considerando los antecedentes antes expuestos se entiende que el puente es un bien patrimonial de la ciudad y en este sentido sería imposible que se lo altere.
jueves, 9 de febrero de 2012
Desmemorias injustificadas
A riesgo de que el olvido lo apabulle todo, sin pecar de apocalíptico, la función de la memoria es el olvido. García Márquez escribía en su autobiografía que la muerte no llega con la edad sino con el olvido, injusto, innegable, la sentencia ocasiona una vergüenza moral generalizada para quien precie de llamarse, sentirse, latacungueño y más aún vicentino, la muerte ha acaecido por el olvido.
Vicente León y Argüelles nació en Latacunga en enero de 1773 y fue bautizado el 17 de ese mes como hijo expósito a las puertas de José León y de Marta Josefa Argüelles y Mercado, sus abuelos maternos; el nacimiento fue ocultado por algún tiempo, pero después fue reconocido y hasta heredó a la muerta de sus progenitores, pudiendo ser éste el origen de sus cuantiosos bienes.
Los valores humanos a pesar del esfuerzo que ocasionan el estar alerta o pendientes de sus natalicios o de sus obituarios no terminan de instituirse en una labor cívica y conmemorativa, ni ofrendas ni actos sociales destacados en el parque central ha tenido el más destacado e identificado de los latacungueños el filántropo Vicente León.
Ninguna personación institucional, civil, educativa, gubernamental, realizó homenaje alguno para recordar su vida y obra a propósito de su natalicio.
Involuntario y desapercibido nada justificable en todas sus formas si la institución a la cual pertenece o lleva su nombre ha olvidado este detalle minucioso, poco podremos reclamar a la mayoría a pesar de la prisa y el barullo de la rutina.
Cada equívoco ha sido censurado incluso en los ocasionales o espontáneos discursos de personajes públicos que insisten en el desconcierto de querer improvisarlo todo para no quedar mal. El expresar desconocimiento es un gesto de honestidad pero es una obligación moral el re conocer, doblemente conocido volver a recordar, los valores humanos en nuestro diario vivir.
Recuerdo sobre el frontispicio del legendario establecimiento donde me eduqué al rigor de otros tiempos replicar diariamente “quien no espera vencer ya esta vencido” o la frase hímnica de la “inmortal juventud adelante” laceradas en la memoria de su habitantes, hoy borrada de sus fachadas. Y con este gesto al parecer de su memoria.
El 11 de marzo de 1839 desde el Cuzco se emite una comunicación donde se da a conocer a las autoridades de Latacunga que el Dr. Vicente León ha muerto a primera hora de la noche del 28 de febrero instituyendo como heredera universal a su patria Latacunga.
jueves, 2 de febrero de 2012
Latacunga y Alfaro
En el marco conmemorativo de los cien años de la muerte de Eloy Alfaro se ha generado una movilidad de la conciencia social ecuatoriana sobre su pensamiento, obra e ideología.
Latacunga no puede estar separada de tales preceptos e involucrada directamente no sólo porque por su intimidad atraviesa el ferrocarril dividiendo a la ciudad en dos, sino por su legado y el favor que a su tiempo signó de asilo para algunos de sus colaboradores más íntimos.
La llegada del primer ferrocarril a la ciudad fue el 25 junio de 1907, viaje en el que arribó el Gral. Eloy Alfaro Delgado, quien fue recibido apoteósicamente por el pueblo latacungueño y por el Cnel. Timoleón Pasquel Gobernador de la provincia de León en aquel entonces.
Este gesto no fue fácil años antes, el 2 de septiembre de 1895, sale Alfaro de Latacunga con dirección a Quito, luego que en esta urbe se le ha incorporado el valiente escritor y decidido combatiente, Roberto Andrade. El 11 de agosto de 1896 los conservadores atacan Latacunga y la toman, luego de que se ha producido un sangriento combate.
A un año de la llegada del ferrocarril a Latacunga el 16 de enero de 1906, Eloy Alfaro toma el poder como jefe supremo después que sus tropas derrotan a tropas gobiernistas en el Chasqui. El héroe de esta batalla fue el Cnel. Justiniano Viteri Jaramillo a la vez sería el gestor de la primera planta eléctrica de Latacunga (inaugurada el 11 de abril de 1.909) y de la construcción del monumental edificio de la Escuela de Artes y Oficios actual ESPE-L.
En Latacunga, el 28 de abril de 1910 el Gobernador Carlos Macías llamó al pueblo leonense para alistar filas en defensa de la patria. Se alistó el Batallón No. 16 de la primera reserva a órdenes del Comandante Abelardo Yépez. En estos días se constituyó el Batallón Cotopaxi, formado por políticos liberales y el pueblo, comandados por el Cnel. Justiniano Viteri Jaramillo.
El latacungueño Belisario Quevedo Izurieta fue integrante del Batallón Cotopaxi, ilustre pensador, escritor, publicista y precursor de la sociología en el Ecuador. Latacunga también se involucra decididamente en la construcción de la historia patria, más allá del anecdotario, la novelería e indiferencia.
martes, 24 de enero de 2012
MESSI CON M DE MARADODA
En la última gala de la FIFA la entrega del Ballon DÓr Lionel Messi fue reconocido con este galardón por tercer año consecutivo como el más grande del futbol contemporáneo en el mundo.
Pero Messi no es grande por ser el mejor futbolista del mundo, no es grande por ser el jugador mejor pagado, no es grande por jugar en el FC Barcelona, Messi es grande porque a pesar de tener fama y dinero, es humilde y es capaz de regalarle una sonrisa a un niño que no se deja vencer ante las adversidades; le dedicaría un gol a Soufian, el niño que quería volar, un niño especial.
Era el 86, México, un solo hombre gambeteaba y se llevaba a tres, cuatro, seis, siete, todos los ingleses por delante, Víctor H. Morales casi afónico decía que era un barrilete cósmico de otro planeta, al final Argentina 2 Inglaterra 0. Ese gol fue calcado a la perfección por un Lionel Messi, el del 86 en el Azteca era de Diego Armando Maradona.
Diego es el más humano de los dioses y a pesar del tiempo seguirá siendo querido o venerado por el simple hecho de que los dioses no se jubilan.
Me gusta mucho como juega Messi creo que es verdad que es el mejor del mundo. Lo bueno de todo es que Messi no se cree Messi, o por lo menos eso pasa cuando juega con la alegría de pibe de barrio, como ese chiquilín en los potreros en el verdadero disfrute del juego.
El placer de jugar por el deber de ganar es implacable, lo atrofia todo: la fantasía, la libertad, la espontaneidad, en el deber de ganar tienes que ganar o ganar. Messi ha conservado intacto ese placer de jugar que trasciende y lo diferencia.
Lo mejor que el mundo tiene esta en la cantidad de mundos que el mundo contiene y el fanatismo es enemigo de la diversidad yo creo en la diversidad, por suerte somos diversos y estamos libres en elegir entre morirnos de hambre o morirnos de aburrimiento.
En esta reflexión yo no quiero ser salvado por lo que vamos a desconfiar de los mesianismos y de los mesiánicos, el único mesianismo que no es peligroso se llama Lionel Messi, su alegría de jugar; juega como olvidándose que no es el número uno es decir Messi no se cree Messi, por suerte.